Mientras escribo mi artículo de este mes, me apresuro por la M1 para pasar la temporada festiva con mi familia en el sur con mi computadora portátil tambaleándose precariamente en mi regazo. Yo no conduzco, me apresuro a añadir, pero pronto me tocará a mí. Cada año, hacemos el mismo viaje, y cada año, saco un lápiz y una libreta y entre los dos, hablamos sobre el año que viene y nuestras metas y deseos. La hoja de papel se dobla y se guarda en la guantera, a menudo olvidada, pero el acto de establecer metas y tener claro lo que queremos lograr como individuo, pareja y familia siembra una semilla en nuestra mente inconsciente.